Por las nuevas condiciones de vida, los consumidores optan por productos más cómodos y funcionales, sin mayores requisitos de moda.

Entre las distintas consecuencias provocadas por la aparición del Covid-19 a niveles políticos, económicos y sociales, los sistemas de vida se han adaptado a una nueva realidad, donde se han reordenado valores y prioridades según las necesidades y posibilidades de los diversos segmentos sociales.

En este aspecto, los rubros alimentación y salud figuran entre los más esenciales, mientras que indumentaria adquiere su desarrollo en la medida que se satisfagan los anteriores.

Así, el CALZADO, como parte integrante de este sector también evoluciona para conformar una oferta acorde a las características del nuevo consumo. Las condiciones de aislamiento, reducida movilidad, menor exposición social y disminución del poder adquisitivo en la mayoría de la población, son determinantes, para los fabricantes, a la hora de planificar y producir un calzado.

​Modelos sencillos y polifuncionales, en materiales textiles y componentes livianos, se imponen para el uso cotidiano en época de coronavirus.
​La demanda de pantuflas y chinelas para uso doméstico ha crecido significativamente por el confinamiento.
Los calzados deportivos entre los preferidos, por prácticos y cómodos, y mucho más cuando suman estética y tecnología.

​Factores a tener en cuenta:

Líneas y estilos

Dentro de estas características, la pandemia y los nuevos sistemas de vida no hicieron más que confirmar el creciente avance de los calzados deportivos y athleisure, extremadamente funcionales para distintas ocasiones. Además de los estrictamente deportivos, se desarrollan líneas entre casual, híbridas y domésticas con construcciones simples y flexibles de máximo confort. Entre estas últimas es destacable la mayor demanda por chinelas, pantuflas, chanclas, alpargatas, slip-on, mules y “panchas”.

Los diseños acompañan este concepto con una estética y construcción simplificada y minimalista, orientada a la practicidad y comodidad.

El lujo y alta moda, así como el calzado formal, quedan un tanto relegados ante esta nueva corriente que tiende a satisfacer la actual demanda.

Cuesta imaginar un elegante Luis XV/ Stilettos transitando la cotidianeidad en un ámbito de pandemia. Seguramente quedará limitado para situaciones especiales y para quienes puedan acceder a esos productos.

En sintonía con lo mencionado, es apreciable la disminución de las alturas, a favor de las líneas bajas.

Hormas

Con la mayor preferencia del confort sobre lo estético, las hormas adaptan los volúmenes al aspecto ergonómico del pie. Es decir, “contemplando más el interior del zapato, que su exterior”. De allí que las formas son orgánicas, redondeadas y suaves, evitando puntas angulosas -finas y cuadradas en exceso-, generando mayor amplitud de espacios interiores.

Mocasines elaborados en materiales textiles y livianos, con hormas amplias y construcciones flexibles.
​Zapatillas acordonadas con diseños simples en materiales livianos, aptas para distintas ocasiones.

Materiales y suelas

Para las características apuntadas de los calzados de mayor uso en épocas de “cuarentena”, es indudable que entre los materiales se imponen los textiles y sintéticos, sobre los cueros. De la mano de la tecnología, diseño y variedad, se han desarrollado distintas opciones en un amplio abanico estético con buenas propiedades de flexibilidad, funcionalidad y aplicación.

Dentro del rubro textil, han proliferado las capelladas tejidas que ofrecen condiciones de máximo confort y notable facilidad para la fabricación.

Como soporte, se han registrado grandes avances tecnológicos en insumos y procesos para producción de suelas y fondos, también con excelentes características de bajo peso y flexibilidad. La inyección de eva y materiales expanso permiten la obtención de una gran variedad de suelas livianas, flexibles y de diverso modelaje.

Los distintos procesos de inyección han superado con creces las elaboraciones artesanales.​